martes, 27 de octubre de 2009

Mike Tyson: del ring a la cama

Fue el rey indiscutido de los peso pesado y el boxeador más popular de los últimos tiempos. Ganó 300 millones de dólares, pero entre excesos y juicios se las arregló para quedarse sin un centavo. Tras pasar tres años en la cárcel, volvió al boxeo y dio lástima en el cuadrilátero. Para salir de la bancarrota, filmará películas porno.

Lo tuvo todo, y todo lo perdió. La suya es una vida de película: de la nada a la nada, con escala en el todo. Fue el ReyMidas del ring; todo lo que tocaba con sus puños lo convertía en oro. Parecía indestructible, pero alcabo, para placer de los moralistas y de los enemigos del boxeo, resultó ser un ídolo con pies de barro. Que demostró cuán cierto es aquello de que cuanto más grandes son, más ruido hacen al caer. Y Mike Tyson es enorme: 1,78 metro y 106 kilos de puro músculo(gobernados por un cerebro raquítico, parece). El –el que supo ser El Hombre de Acero , el ex Chico Dinamita– ya no es ni la sombra del que fue alguna vez. Su sonrisa torcida, que ayer nomás infundía pánico, devino en mueca patética. Ni rastro queda de su soberbia, y ya ni para armar escándalos le da el pinet. Hoy, Mike Gerard Tyson es un pelele dispuesto a hacer lo que sea por un puñado de dólares. Un maníaco depresivo que vive recetado y amenaza con hacer uso y abuso de la única propiedad que quedó a salvo de los mil embargos que sufrió: su aparato genital, que supo sorprender a los encargados de los pesajes previos a cada pelea.

Dice (al decirlo se quiere convencer, ruega por que esta ilusión sea realidad pronto) que le ofrecieron ser actor porno. Jura que la mismísima Jenna Jameson, una rubia carnosa que es la non plus ultra de las pornostars, lo quiere en su cama. Y que él no tiene prurito alguno en andar exhibiendo sus atributos frente a la lente.

Como último acto es patético, y él lo sabe. Pero ya es demasiado tarde para lágrimas; ya no tiene cómo torcer su historia(una tragedia que parece guionada por un dios afecto a las parábolas con moraleja). Tal vez por la noche, antes de soñar con otro destino, se ponga a repasar el que le tocó. Su triste vida, la que arrancó con el llanto de rigor el 30 de junio de 1966 en un hospital de Nueva York.

El amigo de las palomas

Lorna Tyson no confiaba del todo en el que decía ser el hombre de su vida, un tal Jimmy Kirkpatrick. Sabía que el hombre –un urso que se ganaba la vida en una fábrica– la dejaría en cualquier momento. La intuición femenina no le falló: el padre de su tercer hijo, Mike, se mandó a mudar cuando el pequeño aún no tenía dos años. De una zona pobre de Brooklyn a la miserable barriada de Brownsville, ése fue el camino que siguió la mujer. En esas calles violentas, entre drogones y pandilleros, Mike dio sus primeros pasos. Era un chico sensible, según la leyenda familiar. Inseparable compañero de su hermana Denise, tenía modales suaves y una voz aflautada que le valió el mote de Principito entre los vagos de la manzana. Se dice que era un grandote de buen corazón, y que lo que más amaba en el mundo era a su palomita. Se dice, también, que toda la agresividad que tenía guardada encontró su cauce cuando un grandulón del barrio ahorcó a su mascota. Y que esa(la del grandulón) fue la primera nariz que rompió, a la tierna edad de siete años.

“Soy feliz mientras peleo”, decía, y alimentaba su fama de noqueador. Era un toro salvaje, puro cuello, el rey del mundo. Empezó a voltear muñecos: nadie apostaba en su contra, lo único que se discutía era en qué round el rival de turno mordería el polvo. Retuvo su título a piacere, y ni siquiera Larry Holmes pudo con él: en el cuarto round, cayó groggy.


Quien mal anda...

Apenas comenzó 1998, el ex campeón cayó en la cuenta de que del dinero ganado a los golpes –unos 300 millones de dólares–, le quedaba poco y nada. Sumó dos más dos, y tuvo claro quién podría haberlo estafado. Corrió a una corte distrital e ipso facto entabló una demanda contra Don King, al que acusaba de haberle robado varias decenas de millones.

De paso, les dio órdenes a sus abogados para que arreglaran –con el menor costo posible– el cierre de una demanda que le habían entablado dos veinteañeras. Sherry Cole y Chevelle Butts exigían 7,5 millones en compensación por el presunto acoso sexual al que, decían, las había sometido.

Por años, del Tyson boxeador no hubo casi noticias. Claro, pasaba más tiempo en el buffete de sus letrados que en el gimnasio. Sin embargo, cada tanto peleaba con un rival menor, cosa de engordar su cuenta bancaria y hacerle frente a alguna deuda impostergable. Y salía de noche, cosa que no le hacía gracia a Monica, ya madre de sus dos hijos. Cuando una bailarina de cabaret lo acusó de agresión, ella le dio un ultimátum.

De mal en peor, Mike fue bajando peldaño a peldaño hacia el infierno de la pobreza. Tuvo que vender su mansión de Connecticut para pagar el divorcio de Monica y en agosto de 2003, acorralado por sus acreedores, se declaró en bancarrota total y completa.

Gracias a los papeles que presentó ante la justicia, quedó claro con qué facilidad quemó tanto dinero. Comprando alfombras de 60 mil dólares, collares de un cuarto de millón, autos al por mayor...Entre la deuda declarada, para darse una idea, sobresale una factura de 308.749,60 dólares a cuenta de CLS Transportation, la compañía de alquiler de limusinas que el boxeador usaba casi a diario.

Vivió en refugios de gente sin techo o de la caridad de los pocos amigos que le quedaron (la indigencia hizo mella en su popularidad). Hoy vive en un pequeño departamento en Phoenix, solo como un perro. Debe todavía 38 millones de dólares, y si pelea, es por dinero. Sus dos últimas presentaciones, frente a rivales de cuarta categoría, fueron un fiasco: gordo y lento, recibió dosis duplicadas de la que fue su antigua medicina, el KO.

Está tan deprimido, que cualquier esperanza es una tabla de salvación a la que se aferra desesperado. Semanas atrás, anunció que se dedicará a filmar películas porno. “Un tal Jimmy, que trabaja para el club de Jenna Jameson, me dijo que están interesados en mí para hacer películas”, contó Mike. No dijo si aceptó el convite. No hacía falta, en verdad: se sabe que él, que está para el cachetazo, ya no puede rechazar ninguna oferta.

1 comentario:

  1. Los comentarios vitriolicos sobre Mike tyson no son un asomo de su realidad actual, lo consdero como un hombre que ha sabido enfrentar las mareas altas y bajas de su vida, en la entrevista hecha hace poco se lo nota coherente y esperanzado en su vida junto a su mujer e hijos ha aprendido de sus errores y superarlos en gran medida, dada su fortaleza de espiritu para considerar loo bueno y malo de su vida, no se si algun cerebro raquitico logre comprenderlo.

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